miércoles, 22 de abril de 2009

SOBRE BUDA

Buda

Hace unos mil quinientos años, en el actual Nepal, nace un hombre que emprende un solitario camino en pos de la extinción del sufrimiento. Según él, el deseo y como consecuencia de éste, el apego, nos impiden liberarnos del curso del tiempo, y por lo tanto, ser felices. Su nombre era Siddharta Gautama; lo llamaron Shakyamuni “el santo de los Shakya, pero más ampliamente se los conoció como el Buda “el despierto”.

Nació en el año 563 antes de la era cristiana. Era hijo de un monarca no muy
poderoso, como un gran jefe tribal, y aunque hubiera podido heredar el poder, siendo muy joven, abandonó el palacio natal, para vagar en busca de un saber que lo satisfaciera. Murió en 483 a. de C, después de haber predicado durante casi cincuenta años la verdad, que no sin esfuerzo, había descubierto a los treinta o treinta y cinco años.

Del Buda histórico poco se sabe, todo lo demás es legendario. Sus discípulos compilaron su doctrina basada en “las Cuatro Nobles Verdades” y “El Octuple Sendero”, y generaciones de seguidores fueron tejiendo parábolas y relatos reinventados donde cuentan las proezas del sabio, y sus célebres sermones. Interpretar sus enseñanzas, según su propio concepto, es agregar la mundo una ficción, y además, debemos considerar que el budismo es un organismo, un conjunto vivo de pensamiento, que no se preocupa demasiado por el Buda histórico, sino por lo que denominan budeidad.

Tras su muerte, sus seguidores fijaron por escrito unos textos en pali, que según dijeran, contenían las palabras de su maestro. Los seguidores que se atuvieron estrictamente a la letra serían definidos como el Pequeño Vehículo (hinayana), cuya práctica es monástica, ascética, individual y piadosa, y sus escritos cuidadosamente sobrios. Los que continuaron con las enseñanzas con una idea más universal se denominaron Gran Vehículo o (mahayana), y aunque esta tendencia budista se tornó más lógica y especulativa, produjo, paradójicamente minuciosa narración de la vida del Buda, abundante en acontecimientos fabulosos.

Como se verá, el budismo no dejó ningún libro sagrado, ni principios donde se encuentre revelada la palabra de Dios. Buda no fue un profeta que se dirigió al mundo en nombre de ningún Creador, sino que lo hizo para comunicar su propio camino, lo que él con mucha perseverancia había descubierto: cómo terminar con el sufrimiento; alcanzar la Última Realidad (nirvana). No hizo hincapié en el pecado y se presentó como una especie de médico de almas. Dijo “el hombre está encadenado al hombre” y declaró que la medida de los logros de cada uno está dada por el grado de acercamiento a la serenidad indicativa de que ya no estamos sufriendo y también advirtió que, solidificándonos en un yo, dejando al otro lado al resto de la vida, comienza el tormento del deseo siempre insatisfecho.


Cada cual es juez de sí mismo, no existe ningún Dios que juzgue. Todo es impermanente, incluídas las “divinidades”. No le interesaba la creación, pues creía que el mundo, desde siempre, se crea y se descrea a cada instante, y además al erradicarse el deseo, cesaba el sufrimiento y con él todas las preguntas.

Si se le pregunta “¿Por que son así las cosas?” “Porque son así”, responde Buda.

El óctuple sendero está compuesto por ocho factores:

1. Recto compromiso; 2. Recto pensamiento; 3. Rectas palabras; 4. Recta acción; 5. Rectos
medios de vida; 6. Recto esfuerzo; 7. Recta atención y 8. Recta concentración.


Resumen de la introducción del libro Buda, de Marcelo Cohen (Grupo Editorial Norma, colección milenio).



SAMATHA-BHAVANA

Cuarenta soportes:

- Diez kasinas (soportes externos): tierra, agua, fuego, aire, azul, amarillo, rojo, blanco, luz, y espacio.

- Diez asubha (cosas desagradables o impurezas del cadáver): el cadáver, el cadáver muy
pálido, supurando, abierto, mutilado, desmembrado, despedazado, sangrando, comido por
los gusanos y el esqueleto (todo el proceso de descomposición hasta llegar a los huesos).

- Diez anussatti (recolecciones): el Buda, la Doctrina, la Orden, la moralidad, la generosidad,
los Devas, la paz de Nirvana, la muerte, el cuerpo y la respiración.

.- Las cuatro brahmavihara (cualidades puras): compasión, ecuanimidad, simpatía y
benevolencia.

- Los cuatro arupas (planos materiales): el espacio ilimitado, la conciencia ilimitada, el plano de la no perfección, y el plano donde no existe ni percepción ni no-percepción.

- sañña y vavathana (examen y análisis) de la alimentación y de los cuatro elementos.


La meditación sobre un kasina es útil para la unidireccionalidad de la mente. Previene eficazmente contra la dispersión mental y favorece el control sobre la propia mente. El practicante debe preparar su propio kasina y ya dicha preparación exige un estado de recogimiento. Los discos de colores son útiles para canalizar las energías mentales, y son de color rojo, azul, amarillo y blanco, confeccionados sobre madera, tela, cartón, papel, etc.
El diámetro va variando con la práctica. Los principiantes requieren de diámetros mayores, los que se irán achicando con el paso del tiempo. El círculo pequeño permite una gran agudeza de la mente.

Una vez confeccionado, se coloca a una distancia cómoda un poco más bajo de la línea horizontal de los ojos, y pone en dicho kasina, la mirada y la mente, con toda la atención posible, evitando cualquier esfuerzo visual. Después de unos minutos, se cierran los ojos y se recuerda, con mayor viveza posible, el soporte externo. Cuando éste se ha desvanecido por completo, se abren los ojos y se observa el kasina. Con la práctica, al cerrar los ojos, aparece el nimitta, o contraimagen o imagen mental reflexiva resultante de la observación y concentración. Puede ser desarrollado en alto grado y cuando se presenta, el meditador debe utilizarlo como soporte de concentración. Puede llegar a ser tan vívido como el externo.

La concentración sobre el nimitta, va afincando la mente y unificándola de tal manera que la conduce hasta el primer jhana (absorciones mentales). Esto irá sucediendo espontáneamente con la práctica. Al ir ganando el meditador en concentración, la imagen se tornará más nítida; tal imagen se denomina “imagen adquirida” y cuando ésta se vuelve totalmente nítida se denomina “contraimagen” o “contraseñal”. El samatha-bhavana deja un estado de paz y de armonización que persistirá en la vida cotidiana. Esta es una práctica introductoria para la meditación vipassana (visión pura).


Extraído del libro La genuina enseñanza del Buda, de Ramiro A. Calle (Editorial Kier)

Prof. Silvana Esteves

sábado, 18 de abril de 2009

SOBRE HATHA YOGA

Hatha Yoga 

 El hatha yoga proviene del tantrismo, por lo tanto, es bastante reciente dentro de la evolución del yoga. Probablemente se originó durante la segunda mitad del primer milenio D.C. La tradición celebra a Gorakshanath como fundador de este tipo de yoga, a quien se le atribuye la autoría de dos obras sánscritas: el Hathayoga y el Goraksha-Samhita, de los que sólo perduró este último. Su maestro fue Matsyendranath (también llamado Minanatha), uno de los ochenta y cuatro siddhas. El hathayoga promovía desde sus orígenes el “cultivo del cuerpo”, o la “realización a través del cuerpo” (kaya-sádhana) . La idea central de este sendero es que el cuerpo no es un obstáculo para la iluminación, como se sostuvo en tiempos pretántricos, sino que es el templo de lo divino, preparándolo para las prácticas espirituales superiores, recalcando la virtud de la disciplina meditativa. 2. Las técnicas del Hathayoga 

 La palabra hatha significa “fuerza”. Hay también una interpretación esotérica que separa esta palabra en dos sílabas ha y tha, que se dice significan “sol” y “luna”. En este último sentido, hatha se refiere a la fuerza vital bipolar en el cuerpo humano conocida como prána y apána, y se dice que cada una mantiene a la otra en movimiento perpetuo sosteniendo así la vida del organismo. El control de estas dos fuerzas o corrientes es fundamental, pues ambas están vinculadas con la actividad mental. Es por ello que el pranáyáma es una técnica preponderante para el hathayoga, para la cual es importante llevar a cabo diversas prácticas purificativas, de las que en el Gheranda.Samhitá se mencionan seis (shat-karman): 1. dhauti: “limpieza” que es de cuatro clases: antar-dhauti o “limpieza interior” (purificación externa a través del aire-agua o fuego”), danta- dhauti o “limpieza dental”(lavado de encías, de la raíz de la lengua, de los orificio de las Trompas de Eustaquio y de los senos frontales; hrid-dhauti o “limpieza del corazón” (significa limpieza de la garganta con la ayuda de un tallo, o por medio del vómito o de una tela que se traga); y múla-sodhana o “limpieza rectal”.(manualmente, con un tallo de la raíz de la cúrcuma). 2. vasti: significa “jeringa” (enemas líquidos o secos) 3. neti: la limpieza de la nariz mediante la inserción de un hilo fino en las fosas nasales o por medio de agua salada. 4. lauliki: “movimiento”, la técnica de mover los músculos abdominales también llamada nauli. 5. trataka: la relajada mirada fija 6. kapála-bhati: el “lustre del cráneo”, una técnica de pranayama. que limpia el cerebro con oxígeno. 
Además se emplean técnicas afines para promover la salud y la fuerza del cuerpo, éstas son: las posturas (ásanas); los gestos (mudras) y las constricciones (bandhas). Algunos manuales mencionan 84 ásanas clásicas, y otros como el Gheranda-Samhita describen 32 de ellas como las más apropiadas.